La competencia no es su motivación principal, aunque Gabriel Juan, especialista y árbitro de remo durante su tiempo libre, sabe de la importancia de una victoria. Para él, el descubrimiento es más importante.
Este año, quería medirse en el rally Por las Pampas, pero fue el Dakar que se presentó ante él. Gabriel Juan no dudó: “Mejor ir directamente a lo que es importante”, resume. Para esto, movilizó a su familia donde la tradición de la carrera de motos había sido iniciada por su padre.
“Uno de mis hermanos también corre. En realidad, nos arreglamos, ya que somos tres hermanos que trabajamos juntos, para que yo pueda encontrar el tiempo necesario para la carrera y en especial para su preparación”.
Portador de la pasión familiar, Gabriel hizo presión para estar listo físicamente “ya que sé que será muy difícil. 9000 kilómetros: Aquí, nadie tiene experiencia en una distancia así”.
Punto culminante de su pre-Dakar, el rally Transpatagónico que corrió para familiarizarse con un road book.
Para el resto, Gabriel confía en sus capacidades de adaptación largamente aprobadas a lo largo de los raids solitarios o entre amigos motociclistas. “Lo más difícil que hice es llegar a Manaos al cabo de un mes de moto para ver la fábrica Honda y hacer luego un paseo en la selva amazónica”.
Bottazini parte para cerrar la vuelta y realizar, con el Dakar, uno de sus dos sueños. El segundo, que es hablar inglés, deberá esperar un poco.
Prensa Dakar
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